07 septiembre 2012

La justicia es la conveniencia del poderoso (Platón)


Libertad. Bonito vocablo que expresa no fácilmente lo que estamos perdiendo. La perdemos y no nos damos cuenta. Podéis decir lo que queráis, podéis no aceptarlo, pero es la verdad. La perdemos, como perdemos a un enfermo de cáncer terminal, que acepta su futuro sin rechistar y sin plantarle cara al asunto. La muerte nos llega antes o después desde luego. Pero depende de nosotros el acelerar o retrasar ese momento. Y desde luego con el actual gobierno, y con la pasividad de nuestras gentes el momento cumbre está cada vez más cerca. El momento en el que sin darnos cuenta acabaremos reducidos a números, errantes y sin libertad que obedecemos sin rechistar al Estado Único que quieren construir. Y es que cómo diría cierto pensante “El orden social a cambio de libertad es un mal trato.”

Nos inspiran miedo y temor para que no nos revelemos, nos engañan (ya obvian la sutiliza, para qué dirán algunos, si igualmente no hacen nada) y desde luego nos mantienen en vilo con problemas que para la mayoría tiene fácil solución. Solución tan fácil como un partido de fútbol. No hay nada más efectivo para hacer que más de la mitad de la población, una tercera parte al menos, olvide todos los problemas y se concentre en ver cómo veintidós hombres corren detrás de un balón. Veintidós hombres que cobran miles de millones por noventa minutos y que además defraudan, blanquean dinero y lo gastan en los más inútiles beneficios que podamos imaginar. Y todo esto ocurre señores mientras otros, nos apretamos el cinturón a más no poder, adelgazados ya por el falta de presupuesto, por los recortes, y la mala gestión que hacen de nuestro dinero los banqueros. Y aún así, seguimos aquí, dando el callo y apretándonos más el cinturón porque nuestro hijo tiene que acabar una carrera, porque sin ella no será nada.

Otra de las grandes mentiras de este el país en el que vivimos. ¿Por qué en el sano juicio de nadie, un señor que arruina un país, cobra millones, le pagan por todo, y encima no tiene gastos, le queda una pensión vitalicia de miles, muchos miles de euros? Y todo esto, no os lo perdáis, se consigue entrando de ministro o mejor, Presidente de un partido político para más tarde llevar a la quiebra a un país. Y un “simple” (no sé cómo me atrevo a llamarlo simple, con los años de estudio que hacen falta para eso) profesor con una nómina de dos mil euros al mes se ve con la subida del IVA, subida del IRPF, recortes en educación, recortes en sueldos, y eliminación de numerosos cursos y ayudas a niños con problemas; por, repito, la mala gestión de nuestro dinero por parte de los banqueros.

Sí señores, puede que sigáis sin aceptarlo pero nos morimos. Y es que nos están llevando al estado de guerra continua que explicaba Orwell en cierta obra suya archiconocida. Hablo de 1984 y de las reflexiones que publicó su autor:

 “La guerra constante, el hambre y el miedo son el único medio posible para el mantenimiento de las sociedades jerarquizadas. No se trata de si la guerra es real o no. La victoria no es posible. No se trata de ganar la guerra, sino de que ésta sea constante. Una sociedad jerarquizada sólo es posible si se basa en la pobreza y en la ignorancia.”

Quizá exagere un poco, pero es la cruda realidad. Quizá no ocurra hoy, ni mañana, pero si le damos más tiempo acabarán con la libertad y con nosotros. Tendremos que obedecer, se acabará la individualidad y desde luego al que no piense igual que el resto de borregos, lo lincharán; lo peor es que ya lo hacen.
No necesariamente con golpes físicos, que también, simplemente con la mirada. A todo aquél que tiene unas ideas más excéntricas de lo normal, y se sale del pensamiento que catalogamos como “racional” general, lo desprecian, como si de un extranjero peligroso portador de algún virus se tratara. De hecho, ¿por qué no? Quizá haga falta un virus que os haga cambiar de opinión y despertar por fin del sueño en el que estáis sumidos. Espero que no despertéis muy tarde.

Aunque allende el horizonte todavía hay luz, una muy tenue luz que ilumina a las jóvenes generaciones que parece, intentan hacer algo, aunque en mi modo de ver, no de la manera correcta. Simplemente hago un llamamiento a luchar por nuestra libertad, por nuestros derechos y a no dejarnos ningunear por los altos cargos que desde luego tienen en muchos casos, menos conocimientos que algunos.  Porque podemos perder días de clase, podemos pasar día en vela, pero nunca nos quitarán la libertad, esa libertad que ganamos gracias a nuestros antepasados y que debemos conservar.

Recordad esto:

“No debemos temerle a la luz del día solo porque casi siempre tiende a iluminar a un mundo miserable”. Bill Thomas.

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